Hacia la segunda mitad del embarazo, es frecuente que la mujer embarazada sufra de ciática.
Durante este periodo el tamaño y el peso del útero han aumentado notablemente y al intentar mantener un mejor equilibrio, la futura mamá tiende a impulsar su pelvis hacia delante, adoptando una postura que favorece la aparición de la ciática.
El nervio ciático permanece “atrapado” por la musculatura de la pelvis, que, durante el embarazo, tiene más tendencia a sufrir contracturas.
Normalmente, en casos leves, el dolor está localizado en la parte baja de la espalda, pudiendo llegar a irradiar a lo largo de la pierna, detrás de la rodilla e incluyo al talón y al pie.
En general, después del parto, una vez eliminada la
compresión del nervio por al peso de la barriga, la ciática desaparece en
poco tiempo de forma espontánea.
